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El artículo «Ser infiel puede salvar tu pareja» escrito por Carmen de Elena en colaboración con el experto psicólogo Raúl Padilla. Aborda la controversial perspectiva de Esther Perel, una escritora y terapeuta de parejas, que desafía la visión convencional sobre la infidelidad. Plantea que la infidelidad podría tener beneficios para una relación. Perel argumenta que la infidelidad ha aumentado en las últimas décadas. Este aumento es debido a cambios en la sociedad, como la incorporación de las mujeres al trabajo no doméstico y el acceso a tecnologías que facilitan los encuentros sexuales casuales.

Consensuando la infidelidad

Perel propone que la infidelidad puede ser una oportunidad para el crecimiento y la exploración personal. La salvedad es que se debe abordar de manera abierta y honesta dentro de la relación. En lugar de demonizar la infidelidad, Perel sugiere que las parejas consideren las necesidades emocionales y sexuales que pueden no estar siendo satisfechas en la relación actual y exploren la posibilidad de tener encuentros extramaritales consensuados.

Infidelidad y comunicación

La autora destaca la importancia de la comunicación abierta y el establecimiento de límites y acuerdos claros para evitar el daño emocional y la traición. Según Perel, al abordar la infidelidad de esta manera, las parejas pueden experimentar una renovación de la pasión y la conexión emocional. Esto a su vez fortalece la relación principal.

Críticas a Perel

Sin embargo, las ideas de Perel también han sido objeto de críticas. Algunos argumentan que trivializa la importancia del compromiso y la fidelidad en una relación de pareja. Otros que sus planteamientos podrían ser perjudiciales para la estabilidad y la confianza. Además, se menciona el concepto de poliamor como una alternativa a la monogamia tradicional, lo que genera debate sobre las diferentes formas de relacionarse amorosamente.

En resumen, el artículo explora la perspectiva controvertida de Esther Perel. Ella cuestiona los tabúes y estigmas asociados a la infidelidad y propone que, bajo ciertas circunstancias y con una comunicación abierta, esta experiencia puede tener beneficios para una relación de pareja. No obstante, estas ideas generan un amplio debate y son objeto de críticas por parte de quienes defienden la monogamia tradicional. Entienden que en su base debe haber la estabilidad y el compromiso en una relación.

Raúl Padilla, sexólogo y experto en terapia sexual individual y de pareja, y Carmen de Elena, abordan la controversial perspectiva de Esther Perel, una escritora y terapeuta de parejas, que desafía la visión convencional sobre la infidelidad y plantea que podría tener beneficios para una relación.

Enlace del artículo: Ser infiel puede salvar tu pareja

Autor: Carmen de Elena

 

El artículo ¿Es inevitable sentir despecho tras una ruptura amorosa traumática? escrito por Alicia Cruz Acal en colaboración con el psicólogo Raúl Padilla. Aborda el tema del despecho después de una ruptura amorosa traumática.

El psicoterapeuta y sexólogo Raúl Padilla explica que el despecho tiene una triple respuesta: fisiológica, psicológica y conductual. Fisiológicamente, se trata de un síndrome de abstinencia del cerebro debido a la supresión repentina de lo que la relación proporcionaba. Psicológicamente, el despecho es una reacción ante una situación vivida como injusta, humillante y desengaño, lo que puede generar ira y deseos de venganza. Conductualmente, el despecho puede manifestarse en buscar venganza directa o indirecta, como iniciar una nueva relación para provocar celos.

El despecho involucra aspectos físicos, psicológicos y conductuales que se retroalimentan y pueden dificultar el proceso de superar la pérdida de la persona amada. El despecho es una emoción normal después de una ruptura, especialmente cuando se experimenta traición y decepción. Esto puede afectar la autoestima y generar heridas de apego relacionadas con experiencias previas.

Es importante pasar por las fases del duelo de manera adecuada para evitar consecuencias negativas a largo plazo. El despecho se presenta después de la fase de negación y durante la fase de ira, donde se busca a quién culpar por la infidelidad o la ruptura no deseada. Es esencial gestionar el despecho para avanzar y no quedarse atrapado en la ira.

El artículo ofrece consejos para gestionar y superar el despecho, como practicar la aceptación, el mindfulness y la autocompasión. También se destaca la importancia de valorarse a uno mismo y no vincular el propio valor con la opinión de la expareja. Además, se sugiere realizar ejercicio físico para mejorar la química cerebral y la autoestima. A nivel psicológico, se recomienda dejar de revivir el pasado y reflexionar sobre las señales y errores propios y ajenos. Desde una perspectiva conductual, se enfatiza en cambiar el enfoque hacia nuevas posibilidades y experiencias en solitario y con otras personas que puedan acompañar en el proceso de superación.

En resumen, el despecho después de una ruptura amorosa traumática es una respuesta emocional normal, pero es importante gestionarlo adecuadamente para avanzar en el proceso de duelo y superación. Se deben abordar los aspectos fisiológicos, psicológicos y conductuales del despecho, y se brindan consejos prácticos para enfrentarlo de manera saludable.

Raúl Padilla, psicólogo y terapia sexual individual y de pareja, y Alicia Cruz Acal explican que se deben abordar los aspectos fisiológicos, psicológicos y conductuales del despecho, y brindan consejos prácticos para enfrentarlo de manera saludable.

Enlace del artículo: ¿Es inevitable sentir despecho tras una ruptura amorosa traumática?

Autor: Alicia Cruz Acal

 

El artículo «Llegar al orgasmo a la vez: qué puede ayudar a conseguirlo» aborda una idea errónea. La de que las parejas deben alcanzar el orgasmo simultáneamente para tener una relación sexual satisfactoria. El autor destaca que alcanzar el orgasmo al mismo tiempo es poco frecuente. Disfrutar del sexo implica prestar atención a otros aspectos más importantes.

Según los expertos citados en el artículo, Raúl Padilla, experto en sexología, el orgasmo simultáneo no es una meta a alcanzar. El orgasmo simultáneo es una reacción o reflejo que puede ser influenciado por factores externos como el estrés y el cansancio. Cada persona tiene un ritmo y una respuesta sexual diferente. Por eso es normal y saludable que cada individuo siga su propio camino hacia el orgasmo, independientemente de su pareja.

El artículo ofrece consejos para aquellos que desean experimentar el orgasmo simultáneo. También sobre cómo mejorar la comunicación en la pareja o ajustar el ritmo durante el acto sexual. Abunda también sobre el probar ciertas posturas sexuales que faciliten la estimulación. Sin embargo, se enfatiza que el objetivo principal debería ser disfrutar del sexo en general, en lugar de enfocarse únicamente en el orgasmo simultáneo.

Se menciona que la falta de educación sexual puede llevar a la creencia errónea de que una relación sexual no es satisfactoria si no se alcanza el orgasmo. El artículo señala que la sexualidad va más allá de la genitalidad y el orgasmo, y que es importante comprender que cada persona puede experimentar el placer y disfrutar del sexo de diferentes maneras. No llegar al orgasmo no debería considerarse anormal ni negativo.

En resumen, el artículo desmitifica la idea de que el orgasmo simultáneo es esencial para una relación sexual exitosa y enfatiza la importancia de disfrutar del sexo en su conjunto, centrándose en la comunicación, la satisfacción mutua y la comprensión de que cada individuo tiene su propio ritmo y respuesta sexual.

Raúl Padilla, experto en sexología y terapia sexual individual y de pareja, y Alicia Cruz Acal desmitifican la idea de que el orgasmo simultáneo es esencial para una relación sexual exitosa.

Enlace del artículo: Llegar al orgasmo a la vez: qué puede ayudar a conseguirlo

Autor: Alicia Cruz Acal

 

Amor líquido y monogamia

El concepto de amor líquido fue introducido por Zygmunt Bauman en su libro homónimo en 2003, en referencia al amor en un mundo globalizado. El término líquido se contrapone a sólido en el sentido de que tradicionalmente era entendido el amor como algo que se construía e iba adquiriendo consistencia, solidez, con el paso del tiempo. La liquidez amorosa actual implicaría al afecto como un producto manufacturado para su uso sin pérdida de tiempo. La dedicación que implica profundizar en una relación y su cristalización conlleva inevitablemente una palabra que suena con estridencia en el entorno actual: renuncia.

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El devenir natural de las relaciones sentimentales suele encaminar a una vida en común, próxima, familiar, solapada. Esto tiene muchas cosas buenas, desde económica hasta logísticamente. La vida en pareja es algo muy edificante y precioso, y cuando existe armonía y ambos miembros reman en la misma dirección se produce la magia y se multiplica lo bueno mientras disminuye lo malo… aunque puede que desaparezca la chispa del deseo.

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Una de las consultas más habituales que me he encontrado en terapia sexual es la eyaculación precoz. Los hombres que la padecen suelen sentirse mal, como si tuvieran una enfermedad. Sería como una enfermedad que les impidiera controlar la eyaculación, como quien controla los esfínteres durante los primeros años de su vida. Pero realmente la eyaculación precoz no existe.

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El psicólogo y experto en sexología Raúl Padilla colabora en La Vanguardia en el artículo «‘Citas slow’ o amor a fuego lento: la nueva tendencia que se impone entre los jóvenes«, escrito por Estefanía Grijota.

¿A quién no le gusta que se interesen por su vida, por sus emociones, que se preocupen de su día a día, que amen sus gustos, y que en ese intercambio, una relación crezca y se establezca de manera natural en base a lo verdadero, lo genuino? Y es que el amor es todo un arte que evoluciona con el tiempo. Una de las tendencias ahora entre los más jóvenes es vivir un potencial romance de manera pausada, calmada y bajo el lema del clásico y eterno “poco a poco”. ¿O acaso ya se extinguió el tiempo para el amor?

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Educación sexual y afectiva. Desde que nacemos nos enfrentamos a una dialéctica con el mundo y empezamos a aprender cosas sobre nosotros y sobre lo que nos rodea. Este aprendizaje, lo realizamos de la experiencia directa y por medio de personas que nos dicen cómo somos, qué somos y qué nos encontramos en nuestra relación con el mundo. A nivel intelectual, social, físico o emocional la información que nos llega suele apoyar nuestro empoderamiento y capacidad resolutiva. Nos pone a los mandos de nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, pero a nivel sexual se queda bastante corta, cuando no, contraproducente.

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El Covid apareció de golpe en nuestra sociedad. Al principio parecía que la magnitud que se le otorgaba era exagerada, al saber que en China se estaban construyendo gigantescos hospitales en tiempo récord para mitigar sus efectos. Se fue convirtiendo en una crisis que modificó la forma que teníamos de relacionarnos con los demás y con el entorno. Todo cambio genera incertidumbre. Cuando este cambio, además de no ser buscado, nos es presentado y lo compramos como algo aterrador, el efecto de esa nueva realidad sobre la mente de las personas puede ser devastador.

 

Tres han sido los factores que han producido el cambio biopsicosocial que ha acarreado el Covid. Por un lado el desconocimiento de su naturaleza y efectos. Esto activó el miedo. Por otro lado y a consecuencia de la anterior, la desinformación o sobreinformación, que abrió la caja de la ansiedad. Finalmente apareció el confinamiento con sus consecuencias económicas, sociales, físicas y psicológicas, que trajo la indefensión.

La deminización del Covid 19

El Covid era la encarnación del mal, era lo peor que podía pasar, se le satanizó y sólo parecía existir en el mundo su presencia o ausencia. Para combatir el miedo ante la nueva enfermedad se creó una especie de estado de guerra contra el virus con dos frentes. Uno profiláctico intentando controlar todas las variables relacionadas con el contagio; y otro físico limitando el contacto entre personas mediante un aislamiento social. El aislamiento social fue una medida implementada para salvar vidas, pero el coste para la salud mental fue alto.

 

Se activó una sensación de necesidad de control, a veces compulsiva, de todas las variables relacionadas con la enfermedad. Inicialmente para no contraerla y en segundo lugar como forma de control social al responsabilizar a quien no controlaba dichas variables de la puesta en peligro de la vida de los demás.

 

Se mantenía un estado de alarma interno en las personas. Lejos de ser aliviado con la presencia de datos objetivos que ayudaran al distanciamiento del motivo de dicha alarma, era potenciado desde el entorno inmediato y desde los medios de comunicación: era el tema de conversación estrella. La alerta puede mantenerse mientras se está en crisis, pero cuando la crisis se mantiene durante el tiempo suficiente deja de ser crisis y se convierte en un estado. La persona debe adaptarse a él si no quiere desarrollar patologías psicológicas relacionadas con su resistencia a la aceptación. Debe aceptar una realidad que se ha instaurado y que no cambiará ni a corto ni a medio plazo.

Adaptándonos a la nueva realidad

Hubieron distintas formas de adaptación a la nueva realidad. Algunas de ellas tan resilientes que tuvieron un efecto contrario, viviendo la vuelta a la “normalidad” con una cierta resignación. Hablo de aquellas personas que entendieron esta crisis como una oportunidad y trabajaron en su autocuidado. Se dedicaron a si mismas cuidando su alimentación, sueño y haciendo ejercicio físico, evitando sustancias nocivas como el alcohol o las drogas. Dedicaban un tiempo a relajarse, meditar o desconectar. Eran personas que entendieron que era una ocasión única para invertir en su higiene mental.

Podían mantener la mente ocupada en pasatiempos u otros proyectos, estableciendo prioridades y tiempos para sus objetivos. Podían evitar sobreexponerse a los medios de comunicación así como a las pantallas en general: móvil, táblet, ordenador. Podían establecer y mantener una rutina diaria. Aprovecharon este tiempo en socializar tomando la iniciativa y siendo proactivos a la hora de ofrecer ayuda a sus amigos, familiares o vecinos. Establecieron una red social con el apoyo de la tecnología, recibiendo y dando apoyo social, las dos caras de la misma moneda: saber que hay alguien al otro lado.

Consecuencias psicológicas del Covid 19

Desgraciadamente, muchas personas no se adaptaron tan eficientemente y sufrieron alteraciones psicológicas que en ocasiones traspasaron la barrera de lo patológico.

Así había una sensación de indefensión ante el Covid y necesidad de control sobre la posibilidad de contagio. Este hecho activa el sistema de alerta de forma casi continua con el coste emocional que ello tiene. Un coste medido en niveles de ansiedad y de desesperanza, indefensión… antesala de la depresión.

En este entorno era común la presencia de rumiaciones, muchas veces de forma automática, de pensamientos recurrentes sobre la posibilidad de contagio o la muerte propias o de familiares.

Como parte de la lucha contra el enemigo una herramienta era la higiene, pero se dio también la presencia de rituales de limpieza. Rituales compulsivos, que iban más allá de las recomendaciones razonables tendentes a minimizar un riesgo sobre el que no se tenía control.

Aparecieron también problemas de sueño, bien por la desorganización del mismo o por la presencia de pesadillas. Estas eran consecuencia de la activación continua del sistema de alarma y de los pensamientos intrusivos.

A nivel cognitivo se dio una sensación de bloqueo que afectaba tanto a la concentración como a la toma de decisiones. Se aumentaba la sensación de falta de control y perpetuaba el círculo de la ansiedad. Esta ansiedad mantenida durante mucho tiempo era acrecentada a diario por el bombardeo de más y más estímulos desde los medios de comunicación y el boca a boca que la hacían más real si cabe. Esta amenaza producía un estado basal de nerviosismo que empañaba todo lo que rodeaba la vida de las personas y, en ocasiones podía favorecer al aparición de ataques de pánico.

Después de la pandemia

Han sido muchas las víctimas de esta pandemia. Muertes, familiares de las mismas, personal sanitario… La repercusión que tendrá el Covid en el conjunto de la sociedad aún estamos lejos de poder valorarlo. Pero a nivel psicológico se han producido modificaciones en nuestra forma de percibir y relacionarnos con las otras personas. Modificaciones en cómo establecemos los vínculos, especialmente en la infancia. La brecha que se inició el quince de marzo del año 2020 ha creado una nueva realidad con nuevas formas de pensar, sentir y actuar.

Rubén Sola Gil estudia psicología en Reino Unido. Con la ayuda de psicólogos y neurocientíficos en «La mente detrás del telón» investigara el funcionamiento y la raíz de muchos de los problemas psicológicos que nos afectan con el objetivo de comprendernos, y ayudar a resolver estos problemas. en esta ocasión estará charlando sobre sexo con Raúl Padilla.

 

En este Podcast habla con Raúl Padilla sobre la concepción que tenemos sobre el sexo. Además, en esta primera parte también hablamos de sexualidad, y de cómo podemos investigar cuáles son nuestros gustos en este campo. Te invito a que imaginar tu respuesta a las preguntas que surgen.

Canal de Spotify de Rubén Sola Gil 

Charlando sobre sexo con Raúl Padilla. PÓDCAST La mente detrás del telón de Rubén Sola Gil

Parte 1

Parte 2