El apego y su relación con el amor.
Cuando hablamos de tipos de apego, ¿a qué nos referimos?
¿Cuál es el origen del apego?
Vamos a hablar de los siguientes tipos de apego.
Inicialmente Bolby
diferenció entre dos formas de apego:
diferenció entre dos formas de apego:
Etimológicamente la alexitimia (a-lexi-timia) procede del griego y quiere decir inexistencia de palabras para hablar de las emociones. La palabra fue usada por primera vez por Sifneos en 1972 en relación con una hipótesis explicativa de los trastornos psicosomáticos desde una perspectiva psicodinámica.
Sifneos postulaba la hipótesis de que la expresión de las emociones que no se podía hacer de forma verbal se realizaba por medio del cuerpo a través de los trastornos psicosomáticos. A esta conclusión le llevaba el que aproximadamente la mitad de las personas que padecían estos trastornos tenían una serie de carencias a la hora de lidiar con sus emociones internas.
En la alexitimia se dan tres déficit en el manejo de las emociones que explicarían sus conductas características:
Es decir, hay un déficit en la atención, en la discriminación y en la elaboración verbal de la experiencia afectiva. Se asocia a un afrontamiento de evitación e inhibición emocional, a baja expresión emocional y a malestar afectivo. No es que sean incapaces de experimentar o sentir los estados emocionales, más bien tienen una dificultad para diferenciarlos de forma interna y verbalizarlos.
Esta dificultad que tienen algunas personas para identificar y expresar sus emociones va acompañada de una forma de pensar pragmática y carente de fantasía. El no poder elaborar cognitiva ni verbalmente la experiencia emocional conlleva un malestar crónico. Esta incapacidad, al estar inadecuadamente regulada, tendrá consecuencias negativas para el funcionamiento tanto biológico como psicológico de la persona. (Taylor, Bagby y Parker, 1997)
No se pueden descartar variables de tipo neuroanatómico o genético en la genesis de la alexitimia. Con eso y todo la hipótesis psicológica según la cual es en la enculturización y socialización familiar donde se gesta la alexitimia es la que parece más prometedora. Además esta hipótesis tiene un mayor poder predictivo y explicativo de sus efectos en la salud.
La cultura determina, al mediatizar la expresión somática, la elaboración mental y la expresión verbal de las emociones. Así, mientras unas culturas se caracterizan por la expresión somática de las emociones, otras lo hacen por una expresión mental o psicológica de las mismas. Siguiendo este razonamiento, la alexitimia provendría de un proceso de aprendizaje sociocultural en el que, teniendo en cuenta que las emociones existen en todas las culturas, cada una se referiría de forma distinta a los sentimientos intrapsíquicos.
Teniendo esto en cuenta, podría deducirse que la alexitimia es consecuencia de algún tipo de interacción social en el que se ha troquelado el manejo de las emociones de la persona (Kirmayer y Robins, 1993)
La cultura tiene un impacto directo en el funcionamiento familiar. La forma en que los valores, actitudes, deseos o creencias en el medio sociocultural en el que viven los padres e hijos, dan sentido a las normas de las relaciones entre ellos y también producen un gran impacto en el bienestar de los miembros de la familias, mediatizando, por tanto los comportamientos alexitímicos. (García y Peralbo, 2000)
Las relaciones familiares disfuncionales facilitan la presencia de comportamientos relacionados con la alexitimia. Así, un ambiente familiar positivo se asocia con una menor vulnerabilidad y mayor protección social, con lo que dificulta la aparición de la alexitimia. Un contexto familiar negativo presupone pocas destrezas y mayor vulnerabilidad, y favorece la aparición de la alexitimia. (Davis, Sucher y Fox, 2004). Así, cuando se dejan de compartir emociones y sentimientos dentro de las familias, quedan al descubierto las necesidades emocionales (Sánchez, Serna, Seona y Páramo, 2003).
Hay un factor familiar que es buen predictor de la alexitimia. La falta de cohesión intrafamiliar y la inexistencia de una vía clara de expresión emocional en el seno de la familia. Cuando se produce este tipo de interacción familiar se dificulta la comunicación emocional. Cuando se da una cohesión suficiente y unas reglas y pautas claras de expresión emocional, por otra parte, se dificulta la aparición de la alexitimia. Es decir, que cuanto menor es vínculo entre los integrantes de la familia, existe una mayor prevalencia del comportamiento alexitímico.
Más que un problema individual, la alexitimia es el síntoma de una familia que evita el conflicto y las tensiones emocionales. Las dificultades para verbalizar experiencias emocionales son debidas a que las emociones son bloqueadas en estas familias para evitar conflictos y mantener un «mito de armonía». La familia podría estar utilizando reglas rígidas para evitar hablar de lo que sienten. (Onis et al., 1994)
Existe mayor prevalencia de alexitimia entre la población masculina. Esto es coherente con el estereotipo de que el varón muestra menos sus emociones que la mujer. También hay una mayor prevalencia en niveles socioeconómicos y socioculturales bajos. Por otra parte, se da mayor nivel de alexitimia a medida que aumenta la edad. Esto está supuestamente relacionado con la reducción de la expresión espontánea de la emoción según avanza la edad. También cuando aumenta la edadse acentúa el anclaje en la realidad inmediata con lo que esto conlleva. (Páez y Velasco, 1993)
La mayor prevalencia de alexitimia se produce entre los pacientes psicosomáticos, llegando hasta un 50 %. Esta relación no es de causa efecto, no es tan directa sino más bien circunstancial. La mitad de los pacientes psicosomáticos no padece alexitimia y, por otra parte, hay muchos alexitímicos que no tienen síntomas psicosomáticos. También existe alta prevalencia entre personas adictas a sustancias psicoactivas.
En los años 70, estudios empíricos mostraron que la alexitimia es un factor de riesgo para enfermedades psiquiátricas como depresión, trastorno por uso de sustancias, ansiedad y control de los impulsos. (Taylor, Bagby y Parker, 1977). De hecho quedó demostrado que los pacientes alexitímicos están significativamente más ansiosos y deprimidos que los no alexitímicos y presentan un mayor número de quejas físicas y alteraciones psicológicas generales. Junto a lo anterior se veía un factor subyacente, un manejo ambivalente del enfado, canalizado tanto a través de su inhibición como de su expresión directa.
Las personas con un mayor nivel de alexitimia mantienen un estilo de vida menos saludable que puede desembocar en trastornos coronarios, hipertensión o trastornos gastrointestinales, así como otros trastornos psicosomáticos. Psicológicamente pueden desarrollar trastornos de la conducta alimenticia, adicciones así como la alteración de los estados del ánimo.
Desde el punto de vista emocional, las personas altas en alexitimia señalan un estado de ánimo más depresivo, mayor hostilidad tanto interiorizada como exteriorizada y un alto nivel de rumiación.
La coexistencia de emociones negativas como la rumiación, el enfado o los estados depresivos con la alexitimia, tienen efectos nocivos sobre la salud. Así alexitimia más rumiación e interiorización del enfado se asocian con un estilo de vida poco saludable. Alexitimia más depresión se asocia con una mayor percepción de los síntomas. Además, conforme la expresión abierta del enfado va disminuyendo en presencia de la alexitimia, hay mayor probabilidad de que aparezca en estas personas la hipertensión. Estas asociaciones no se dan en personas con un nivel bajo de alexitimia.
La alexitimia puede estar detrás de las dificultades que presentan las personas para modificar hábitos de vida asociados con el riesgo cardiovascular, junto con un exceso de somatización y con la incapacidad para identificar y relatar cómo se sienten. Su identificación en medicina primaria puede ser interesante a nivel de prevención.
El alexitímico rara vez busca tratamiento de motu propio. Suele hacerlo por su cónyuge que se queja de la pérdida de comunicación en su relación. También puede venir por parte del médico que se siente incapaz de encontrar una explicación a las quejas físicas vagas, cambiantes y refractarias al tratamiento médico. (Swiller, 1988)
No existe una terapia suficientemente contrastada para ofrecer una garantía absoluta del tratamiento contra la alexitimia, pero hay varias tentativas con resultados esperanzadores.
El tratamiento de Swiller es en grupo e individual y se basa en la teoría del desarrollo cognitivo de la conciencia emocional de Lane y Schwartz, 1987. Según esta teoría, la conciencia emocional es la habilidad de identificar, describir y diferenciar las emociones en uno mismo y en los demás. A medida que se va desarrollando esta conciencia o va subiendo de nivel, la experiencia emocional se hace más diferenciada e integrada. Va transformando las formas implícitas, como por ejemplo las sensaciones físicas, a representaciones más explícitas, logrando una mayor conciencia de los sentimientos y estados emocionales que se experimentan. Una especie de alfabetización emocional
Los alexitímicos tienen un nivel bajo de experiencias emocionales diferenciadas e integradas. En ellos la activación emocional se experimenta como algo global, amenazante y básicamente somático.
En el grupo terapéutico se ofrece un ambiente en el que los otros evocan y demuestran emociones más pequeñas y manejables. En la terapia individual se aborda el desarrollo de un procesamiento cognitivo más avanzado de estas emociones. Así se va revisando un conglomerado emocional cada vez más rico. Este procesamiento cognitivo más avanzado permite la experiencia de emociones más diferenciadas e integradas que familiarizarán al alexitímico con ellas.
El futuro de los tratamientos para la alexitimia se presenta prometedor. A medida que se profundiza en la comprensión de esta condición, se están desarrollando enfoques terapéuticos más específicos y efectivos. A continuación, se mencionan algunas posibles direcciones en las que podrían avanzar los tratamientos:
Terapia psicodinámica: Este enfoque terapéutico se ha utilizado tradicionalmente en el abordaje de la alexitimia. Mediante el análisis de los procesos mentales inconscientes y las experiencias tempranas, se busca promover la conciencia emocional y la capacidad de expresión verbal de las emociones.
Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC puede ser útil para abordar los patrones de pensamiento y comportamiento asociados con la alexitimia. Se centra en identificar y cambiar los pensamientos disfuncionales, promoviendo habilidades de autorreflexión y regulación emocional.
Terapia basada en la mentalización: Este enfoque terapéutico se centra en mejorar la capacidad de la persona para comprender y atribuir significado a los estados mentales propios y ajenos. Ayuda a desarrollar una mayor conciencia de las propias emociones y a relacionarse de manera más efectiva con los demás.
Terapia de grupo: Participar en grupos de apoyo o terapia grupal puede brindar a las personas con alexitimia la oportunidad de compartir experiencias y aprender de los demás. El apoyo social y la validación emocional pueden ser especialmente beneficiosos para aquellos que tienen dificultades para expresar sus emociones.
Terapia de arte y expresión creativa: El uso de modalidades artísticas, como el arte, la música o la danza, puede proporcionar una vía alternativa para la expresión emocional en aquellos con alexitimia. Estas formas de terapia permiten el acceso a las emociones de manera no verbal, fomentando la exploración y la comunicación de los sentimientos.
Es importante tener en cuenta que cada persona es única y puede responder de manera diferente a los tratamientos. Además, la combinación de diferentes enfoques terapéuticos puede ser beneficiosa para abordar los diversos aspectos de la alexitimia. A medida que se realicen más investigaciones y se obtengan nuevos conocimientos sobre esta condición, es probable que se desarrollen enfoques terapéuticos más personalizados y eficaces en el futuro.
La alexitimia es un trastorno que se caracteriza por la dificultad para identificar y expresar las emociones de manera verbal. Se cree que su origen está influenciado por factores socioculturales y familiares, donde la falta de comunicación emocional y la presencia de dinámicas disfuncionales pueden contribuir a su desarrollo.
La alexitimia se asocia con riesgos para la salud, como enfermedades psiquiátricas, trastornos psicosomáticos y un estilo de vida menos saludable.
Es importante abordar y tratar la alexitimia para mejorar el bienestar emocional y físico de las personas afectadas. La educación emocional, la terapia psicológica y el apoyo familiar pueden desempeñar un papel fundamental en el tratamiento de la alexitimia y en el desarrollo de habilidades para la identificación y expresión emocional.
El artículo ¿Es inevitable sentir despecho tras una ruptura amorosa traumática? escrito por Alicia Cruz Acal en colaboración con el psicólogo Raúl Padilla. Aborda el tema del despecho después de una ruptura amorosa traumática.
El psicoterapeuta y sexólogo Raúl Padilla explica que el despecho tiene una triple respuesta: fisiológica, psicológica y conductual. Fisiológicamente, se trata de un síndrome de abstinencia del cerebro debido a la supresión repentina de lo que la relación proporcionaba. Psicológicamente, el despecho es una reacción ante una situación vivida como injusta, humillante y desengaño, lo que puede generar ira y deseos de venganza. Conductualmente, el despecho puede manifestarse en buscar venganza directa o indirecta, como iniciar una nueva relación para provocar celos.
El despecho involucra aspectos físicos, psicológicos y conductuales que se retroalimentan y pueden dificultar el proceso de superar la pérdida de la persona amada. El despecho es una emoción normal después de una ruptura, especialmente cuando se experimenta traición y decepción. Esto puede afectar la autoestima y generar heridas de apego relacionadas con experiencias previas.
Es importante pasar por las fases del duelo de manera adecuada para evitar consecuencias negativas a largo plazo. El despecho se presenta después de la fase de negación y durante la fase de ira, donde se busca a quién culpar por la infidelidad o la ruptura no deseada. Es esencial gestionar el despecho para avanzar y no quedarse atrapado en la ira.
El artículo ofrece consejos para gestionar y superar el despecho, como practicar la aceptación, el mindfulness y la autocompasión. También se destaca la importancia de valorarse a uno mismo y no vincular el propio valor con la opinión de la expareja. Además, se sugiere realizar ejercicio físico para mejorar la química cerebral y la autoestima. A nivel psicológico, se recomienda dejar de revivir el pasado y reflexionar sobre las señales y errores propios y ajenos. Desde una perspectiva conductual, se enfatiza en cambiar el enfoque hacia nuevas posibilidades y experiencias en solitario y con otras personas que puedan acompañar en el proceso de superación.
En resumen, el despecho después de una ruptura amorosa traumática es una respuesta emocional normal, pero es importante gestionarlo adecuadamente para avanzar en el proceso de duelo y superación. Se deben abordar los aspectos fisiológicos, psicológicos y conductuales del despecho, y se brindan consejos prácticos para enfrentarlo de manera saludable.
Raúl Padilla, psicólogo y terapia sexual individual y de pareja, y Alicia Cruz Acal explican que se deben abordar los aspectos fisiológicos, psicológicos y conductuales del despecho, y brindan consejos prácticos para enfrentarlo de manera saludable.
Enlace del artículo: ¿Es inevitable sentir despecho tras una ruptura amorosa traumática?
Autor: Alicia Cruz Acal
El concepto de amor líquido fue introducido por Zygmunt Bauman en su libro homónimo en 2003, en referencia al amor en un mundo globalizado. El término líquido se contrapone a sólido en el sentido de que tradicionalmente era entendido el amor como algo que se construía e iba adquiriendo consistencia, solidez, con el paso del tiempo. La liquidez amorosa actual implicaría al afecto como un producto manufacturado para su uso sin pérdida de tiempo. La dedicación que implica profundizar en una relación y su cristalización conlleva inevitablemente una palabra que suena con estridencia en el entorno actual: renuncia.
El psicólogo y experto en sexología Raúl Padilla colabora en La Vanguardia en el artículo «‘Citas slow’ o amor a fuego lento: la nueva tendencia que se impone entre los jóvenes«, escrito por Estefanía Grijota.
¿A quién no le gusta que se interesen por su vida, por sus emociones, que se preocupen de su día a día, que amen sus gustos, y que en ese intercambio, una relación crezca y se establezca de manera natural en base a lo verdadero, lo genuino? Y es que el amor es todo un arte que evoluciona con el tiempo. Una de las tendencias ahora entre los más jóvenes es vivir un potencial romance de manera pausada, calmada y bajo el lema del clásico y eterno “poco a poco”. ¿O acaso ya se extinguió el tiempo para el amor?
Educación sexual y afectiva. Desde que nacemos nos enfrentamos a una dialéctica con el mundo y empezamos a aprender cosas sobre nosotros y sobre lo que nos rodea. Este aprendizaje, lo realizamos de la experiencia directa y por medio de personas que nos dicen cómo somos, qué somos y qué nos encontramos en nuestra relación con el mundo. A nivel intelectual, social, físico o emocional la información que nos llega suele apoyar nuestro empoderamiento y capacidad resolutiva. Nos pone a los mandos de nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, pero a nivel sexual se queda bastante corta, cuando no, contraproducente.
El Covid apareció de golpe en nuestra sociedad. Al principio parecía que la magnitud que se le otorgaba era exagerada, al saber que en China se estaban construyendo gigantescos hospitales en tiempo récord para mitigar sus efectos. Se fue convirtiendo en una crisis que modificó la forma que teníamos de relacionarnos con los demás y con el entorno. Todo cambio genera incertidumbre. Cuando este cambio, además de no ser buscado, nos es presentado y lo compramos como algo aterrador, el efecto de esa nueva realidad sobre la mente de las personas puede ser devastador.
Tres han sido los factores que han producido el cambio biopsicosocial que ha acarreado el Covid. Por un lado el desconocimiento de su naturaleza y efectos. Esto activó el miedo. Por otro lado y a consecuencia de la anterior, la desinformación o sobreinformación, que abrió la caja de la ansiedad. Finalmente apareció el confinamiento con sus consecuencias económicas, sociales, físicas y psicológicas, que trajo la indefensión.
El Covid era la encarnación del mal, era lo peor que podía pasar, se le satanizó y sólo parecía existir en el mundo su presencia o ausencia. Para combatir el miedo ante la nueva enfermedad se creó una especie de estado de guerra contra el virus con dos frentes. Uno profiláctico intentando controlar todas las variables relacionadas con el contagio; y otro físico limitando el contacto entre personas mediante un aislamiento social. El aislamiento social fue una medida implementada para salvar vidas, pero el coste para la salud mental fue alto.
Se activó una sensación de necesidad de control, a veces compulsiva, de todas las variables relacionadas con la enfermedad. Inicialmente para no contraerla y en segundo lugar como forma de control social al responsabilizar a quien no controlaba dichas variables de la puesta en peligro de la vida de los demás.
Se mantenía un estado de alarma interno en las personas. Lejos de ser aliviado con la presencia de datos objetivos que ayudaran al distanciamiento del motivo de dicha alarma, era potenciado desde el entorno inmediato y desde los medios de comunicación: era el tema de conversación estrella. La alerta puede mantenerse mientras se está en crisis, pero cuando la crisis se mantiene durante el tiempo suficiente deja de ser crisis y se convierte en un estado. La persona debe adaptarse a él si no quiere desarrollar patologías psicológicas relacionadas con su resistencia a la aceptación. Debe aceptar una realidad que se ha instaurado y que no cambiará ni a corto ni a medio plazo.
Hubieron distintas formas de adaptación a la nueva realidad. Algunas de ellas tan resilientes que tuvieron un efecto contrario, viviendo la vuelta a la “normalidad” con una cierta resignación. Hablo de aquellas personas que entendieron esta crisis como una oportunidad y trabajaron en su autocuidado. Se dedicaron a si mismas cuidando su alimentación, sueño y haciendo ejercicio físico, evitando sustancias nocivas como el alcohol o las drogas. Dedicaban un tiempo a relajarse, meditar o desconectar. Eran personas que entendieron que era una ocasión única para invertir en su higiene mental.
Podían mantener la mente ocupada en pasatiempos u otros proyectos, estableciendo prioridades y tiempos para sus objetivos. Podían evitar sobreexponerse a los medios de comunicación así como a las pantallas en general: móvil, táblet, ordenador. Podían establecer y mantener una rutina diaria. Aprovecharon este tiempo en socializar tomando la iniciativa y siendo proactivos a la hora de ofrecer ayuda a sus amigos, familiares o vecinos. Establecieron una red social con el apoyo de la tecnología, recibiendo y dando apoyo social, las dos caras de la misma moneda: saber que hay alguien al otro lado.
Desgraciadamente, muchas personas no se adaptaron tan eficientemente y sufrieron alteraciones psicológicas que en ocasiones traspasaron la barrera de lo patológico.
Así había una sensación de indefensión ante el Covid y necesidad de control sobre la posibilidad de contagio. Este hecho activa el sistema de alerta de forma casi continua con el coste emocional que ello tiene. Un coste medido en niveles de ansiedad y de desesperanza, indefensión… antesala de la depresión.
En este entorno era común la presencia de rumiaciones, muchas veces de forma automática, de pensamientos recurrentes sobre la posibilidad de contagio o la muerte propias o de familiares.
Como parte de la lucha contra el enemigo una herramienta era la higiene, pero se dio también la presencia de rituales de limpieza. Rituales compulsivos, que iban más allá de las recomendaciones razonables tendentes a minimizar un riesgo sobre el que no se tenía control.
Aparecieron también problemas de sueño, bien por la desorganización del mismo o por la presencia de pesadillas. Estas eran consecuencia de la activación continua del sistema de alarma y de los pensamientos intrusivos.
A nivel cognitivo se dio una sensación de bloqueo que afectaba tanto a la concentración como a la toma de decisiones. Se aumentaba la sensación de falta de control y perpetuaba el círculo de la ansiedad. Esta ansiedad mantenida durante mucho tiempo era acrecentada a diario por el bombardeo de más y más estímulos desde los medios de comunicación y el boca a boca que la hacían más real si cabe. Esta amenaza producía un estado basal de nerviosismo que empañaba todo lo que rodeaba la vida de las personas y, en ocasiones podía favorecer al aparición de ataques de pánico.
Han sido muchas las víctimas de esta pandemia. Muertes, familiares de las mismas, personal sanitario… La repercusión que tendrá el Covid en el conjunto de la sociedad aún estamos lejos de poder valorarlo. Pero a nivel psicológico se han producido modificaciones en nuestra forma de percibir y relacionarnos con las otras personas. Modificaciones en cómo establecemos los vínculos, especialmente en la infancia. La brecha que se inició el quince de marzo del año 2020 ha creado una nueva realidad con nuevas formas de pensar, sentir y actuar.
El psicólogo Raúl Padilla colabora con Cuidate Plus en el artículo «Ronquidos: una tortura en la cama (con solución)«.
Los ronquidos son una forma de martirio psicológico diario. Sobre todo cuando son fuertes y descontrolados, y cuando la persona que los escucha tiene problemas para conciliar el sueño. Entonces se da una mezcla explosiva. Por un lado, tenemos a alguien que duerme a pierna suelta y no se entera de nada y por el otro a una persona con los ojos vidriosos de estar toda la noche intentando conciliar el sueño.
Un buen descanso es vital para la salud mental de las personas. No es lo mismo cuando no se puede descansar lo suficiente por una razón propia (preocupaciones, trabajo, tiempo de ocio, etc.) que cuando alguien no te deja dormir y te está imponiendo la falta de sueño, como en el caso de los ronquidos.
El psicólogo y experto en sexología, Raúl Padilla colabora en El País en el artículo «Adolescentes y ‘cyberflashing’: ¿por qué me envías una foto sexual sin mi permiso?«, escrito por Estefanía Grijota.
Cyberflashing; una práctica que consiste en el envío de imágenes sexuales no solicitadas a través del móvil hacia una persona. Un tema que, a priori, podría resultar gracioso o sin demasiada importancia para algunas personas. Pero que esconde una forma de microagresión, si el envío de dicho material no ha sido consensuado primero por ambas partes.
La irrupción visual explícita en el campo perceptivo de la mujer con el fin de encontrar un incremento del deseo sexual por la otra parte, o de recibir fotos a cambio, demuestra una falta de empatía al no considerar a la otra persona en sí, sino como una prolongación de los propios deseos”, explica Raúl Padilla….
El sexólogo Raúl Padilla colabora con Men´s Health en el artículo. «¿Hay algún tratamiento casero para la fimosis? ¿funcionan las cremas?«, escrito por Gustavo Higueruela.
La fimosis es un problema originado por la incapacidad de descubrir la cabeza del pene por culpa de la estrechez de la abertura del del prepucio. El procedimiento más habitual para terminar con este problema es la circuncisión. Una operación muy sencilla que consiste en recortar la piel sobrante del pene para dejar el glande al descubierto. Pero también hay otras maneras de tratarla, y para ello hemos consultado con Raúl Padilla, que a continuación nos va a resolver cualquier duda al respecto.
Psicoterapeuta, terapeuta sexual y de pareja.
Psicólogo, sexólogo, terapia de pareja y terapia sexual presencial en Madrid, online, telefónica y a domicilio, Colegiado número M-15131 del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Director psicólogo Psicantropía.
Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puede decidir por si mismo si quiere permitir el uso de las cookies. Tenga en cuenta que si las rechaza, puede que no pueda usar todas las funcionalidades del sitio web.
ACEPTO TODAS LAS COOKIESRechazarPolítica de CookiesEste Sitio Web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios, elaborar información estadística, analizar sus hábitos de navegación, lo que nos permite personalizar el contenido que ofrecemos y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias.
Si usted no está de acuerdo con alguna de estas, podrá personalizar sus opciones a través de este panel.
Para obtener más información sobre el uso de las cookies, configuración, origen, finalidades y sus derechos, acceda a nuestra página de Política de Cookies.
Estas cookies son estrictamente necesarias para proporcionarle servicios disponibles a través de nuestro sitio Web y para utilizar algunas de sus funciones.
Debido a que estas cookies son estrictamente necesarias para mostrar el sitio web, no puede rechazarlas sin afectar el funcionamiento de nuestro sitio. Puede bloquearlos o eliminarlos cambiando la configuración de su navegador y forzando el bloqueo de todas las cookies en este sitio Web.
Estas cookies recopilan información que se usa en forma agregada para ayudarnos a comprender cómo se usa nuestro sitio Web y cuán efectivas son nuestras campañas de marketing, o para ayudarnos a personalizar nuestro sitio web y nuestra aplicación para mejorar su experiencia.
Si no desea que rastreemos su visita a nuestro sitio, puede desactivar el seguimiento de su navegación aquí:
También utilizamos diferentes servicios externos como Google Webfonts, Google Maps y proveedores externos de video. Dado que estos proveedores pueden recopilar datos personales como su dirección IP, le permitimos bloquearlos aquí. Tenga en cuenta que esto podría reducir en gran medida la funcionalidad y la apariencia de nuestro sitio. Los cambios tendrán efecto una vez que vuelva a cargar la página.
Google Webfont Settings:
Google Map Settings:
Vimeo and Youtube video embeds:
Google reCaptcha Settings:
Puede leer sobre nuestras cookies y configuraciones de privacidad en detalle en nuestra página de Política de Privacidad.
Política de privacidad