La falta de confianza y la necesidad de restitución son dos de las consecuencias más comunes tras una infidelidad. Aunque se dan a la vez, cada una funciona de forma distinta y afectará a la pareja de forma distinta.
La falta de confianza, cuando se produce, crea una sensación de inseguridad y de desamparo porque se ha caído uno de los pilares en los que se había construido la vida de la pareja. La sensación de alienación del otro, al compartir con otra persona algo que creía privativo de su relación, le sitúa en una posición de desigualdad emocional, ya que recibe reforzamiento de dos personas cuando la pareja sólo la está recibiendo de una.