Llevamos a una relación de pareja el cúmulo de relaciones que hemos ido construyendo durante toda nuestra vida.
El ser humano como ente individual acaba de formarse fuera del útero materno, a diferencia de otras especies de mamíferos superiores, debido a que no nace lo suficientemente maduro como animal como para tener un mínimo de independencia. Es en este fin de periodo madurativo en el que la cultura se cuela en la programación genética única de la persona y le define como ser eminentemente social.