Los problemas de erección suelen tener una naturaleza psicológica, sobre todo cuando antes se producían con normalidad (de naturaleza secundaria) y no desde siempre (primaria); y cuando no se dan de forma absoluta sino selectiva; cuando se producen en unas circunstancias (coito) pero no en otras (masturbación)

Los gatillazos se producen en mayor o menor medida en todos los hombres a lo largo de su vida. El problema no es que en un momento determinado haya una pérdida o una dificultad para conseguir una erección, el problema es la ansiedad que genera no poder conseguir algo que se quiere, la impotencia para poder «cumplir».

Es la pescadilla que se muerde la cola, porque cuanto mayor es la preocupación mayor es la hipervigilancia de la erección, que deja de producirse al desaparecer parte de su naturaleza: la erección es algo espontáneo, no meditado… la erección es un reflejo como el estornudo.

«Me gustaba mucho y llevaba varios meses detrás para que saliera conmigo. no me lo podía creer, allí estaba ella y yo tenía que dejar el pabellón bien alto. No podía fallar, pero cuando me quité la ropa y ella empezó a acariciarme, fue imposible conseguir una erección. No me lo podía creer. Así que me centré en ella sabiendo que no iba a erectarme. Decidí que, aunque yo estaba destrozado, podía contribuir a que ella se lo pasase bien.

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